¡Por fin huele a verano! Julio ha terminado por ponerse guapo y se ha dignado a llegar 😉 Si hace unas semanas, cuando el tiempo sólo nos hacía pensar en vacaciones, os mostrábamos una casita mínima en un bosque alemán, hoy vamos con otra que consigue batir récords de superficie mínima. Hablando en metros. Por no decir que es de los mejores proyectos-cajas que he visto hace mucho. Y haberlos ‘haylos’.
Esta pequeña construcción, es la vivienda de un cuidador que parte de una cabaña preexistente de una planta, que reformada por los arquitectos Alan Chu & Cristiano Kato, en el 2008, se convierten en 36 m2 construidos a 100 metros aproximadamente sobre el nivel del mar y en un sitio rodeado por enormes rocas en Ilhabela, Sao Paulo, Brasil.
La nueva construcción parte de la base de los dos muros de piedra que se dejaron de la cabaña, para añadir la caja blanca suspendida, desde donde es posible ver el mar desde el dormitorio. La planta de acceso, abajo, alberga el estar, cocina y baño.
La madera utilizada para los muebles, puertas y ventanas, es la que se utilizó para construir el volumen blanco, de dimensiones 3 x 5 metros, y que llama poderosamente la atención frente a la roca oscura y amorfa de la base y del fondo.
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| Axonométrico de las escaleras y plantas de la vivienda La armonia de sus volúmenes, su materialidad y el patio que recibe a la casa, hacen de esta obra una casita única y nos propone aprovechar un entorno que anteriormente no hacía. |
Fotos ° Djan Chu
¿No os dan ganas de conocerla personalmente?
Y ya casi… ¡viernes! ¡Qué disfrutéis del finde!